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    Sustentabilidad hoy y hacia el futuro

    En México, las fuentes de energía siguen siendo principalmente de origen fósil (76.46%), seguidas de las hidroeléctricas (18.62%). Si consideramos que casi la mitad de esta producción es consumida por los edificios, la razón para el ahorro energético es más  apremiante.
    Durante los últimos años ha despertado una gran tendencia hacia la sustentabilidad, y aunque éste no es un tema nuevo ni novedoso, ciertamente ha tomado cada vez más fuerza, sobre todo, desde que se han reportado beneficios en su aplicación.

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    El estudio y análisis de las condiciones del entorno ayudan a tomar decisiones respecto a las fachadas y su diseño.

    Sistemas de certificación ambiental han existido por más de veinticinco años; el Building Research Establishment fundado en 1921, publicó su metodología BREEAM (Building Re-search Establishment Environmental Assessment Methodology en 1990; poco después el USGBC (United States Green Building Council) fundado en los Estados Unidos, estableció en 1994 su programa para la certificación LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) y comenzaron a certificarse las primeras construcciones, alcanzando al día de hoy más de 85 mil edificios certificados en el mundo. El primer edificio certificado en México fue el Centro Cetrex L’Oréal; poco tiempo después, el edificio corporativo del Banco HSBC, diseñado por HOK México (hoy VFO Arquitectos), fue el primero en obtener el nivel oro en América Latina, ostentándose hoy con una certificación platino como construcción existente.
    Existen otros esfuerzos de certificaciones que incluyen entre sus estándares el bienestar y felicidad de los ocupantes tanto como el diseño del edificio, tal es el caso del Green Building Challenge. En estos días se han incorporado otros medidores del desempeño de los edificios así como del origen de la energía que consumen las construcciones: PEER (Partnership for European Environmental Research), por ejemplo, se enfoca al uso de la energía verde; la certificación WELL está basada en las evidencias que demuestran beneficios en la salud y bienestar de sus habitantes a través del ambiente del edificio; GRESB es un esfuerzo por acrecentar y proteger mediante la evaluación y mejoramiento ambiental de los Bienes Raíces; EDGE es una innovación del International Finance Corporation y se centra en uso eficiente de los recursos del edificio mediante la provisión de casos de estudio acerca de la construcción verde, mide mediante parámetros establecidos los edificios y permite establecer soluciones técnicas para ver los beneficios de la construcción sustenatble; SITES es una iniciativa que permite alinear los esfuerzos del desarrollo de tierra y su administración con diseño sustentable innovador, etc.
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    Los cristales con capas metálicas en ensambles de doble acristalamiento permiten en algunos casos disminuir casi a la mitad la cantidad de energía que produce el calentamiento de los edificios, sin detrimento mayor de en la luz visible. Esto permite ahorros significativos en el consumo de energía por aire acondicionado.

    El tamaño del mercado en los Estados Unidos supera los trescientos mi millones de dólares y produce más de tres millones de empleos al año. En México, estas cifras son menores: la ADI (Asociación de Desaprobadores Inmobiliarios) reportó en 2015 una inversión de sus agremiados de diecisiete mil millones de pesos, y de acuerdo con el INEGI, la construcción en nuestro país da trabajo a 1’497,441 personas de manera directa; sin embargo, no obstante las diferencias, el tamaño no deja de ser importante.
    La realidad es que los edificios de oficinas, de acuerdo a los datos de CFE, consumen el 47.6% de la energía que se produce en México y más de tres cuartas partes de ésta proviene de la quema de combustibles fósiles. De esto hablaremos en detalle más adelante.
    Actualmente, en nuestro país existen poco más de setecientos setenta edificios certificados y muchos en proceso de certificación. Este esfuerzo, sin embargo, no es gratuito, se debe principalmente a un beneficio real para los desarrolladores inmobiliarios. Este beneficio es tan tangible que el mercado hoy en día exige que los edificios de oficinas obtengan esta certificación para ser considerados comercialmente viables y entrar en la competencia por los arrendadores de espacios de oficinas.
    En estos días, los desarrolladores no preguntan como lo hacían en un principio, sobre el costo de la certificación; ahora están más enfocados en sus beneficios, lo que significa que el discurso ha madurado y se ha entendido que la eficiencia en los edificios es fundamental. Aunque el mayor auge de las certificaciones está en los edificios de oficinas, el mercado del desarrollo inmobiliario cada vez más está adoptando certificaciones para otro usos, y dentro de poco será publicado por el USGBC un nuevo sistema dirigido a las ciudades como entes de desarrollo social y beneficios ambientales.
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    El uso de herramientas tecnológicas de análisis del sitio nos proporciona una guía de la mejor orientación del edificio. Es fundamental que estas herramientas se utilicen al inicio de la fase del diseño.

    Adicionalmente a los beneficios económicos para el desarrollador -que dicho sea de paso, han sido el éxito de programas como LEED- están los beneficios ambientales y sociales; los ambientales vienen de la mano con el cambio del paradigma energético. De acuerdo a estudiosos del tema, el petróleo ha comenzado su declive en la producción, la cual se espera que para 2030 sea casi nula; por esta razón, la energía alternativa producida por el aire, el sol, ríos y corrientes marinas ha comenzado un desarrollo acelerado.
    Pero si volvemos a la circunstancia actual, en México las fuentes de energía siguen siendo principalmente de origen fósil (76.46%) seguidas de las hidroeléctricas (18.62%), conformando juntas más de 95% de la producción eléctrica en México. Si consideramos que casi la mitad de esta producción es consumida por los edificios, la razón para el ahorro energético es más apremiante.
    Veamos otros datos, en un edificio de oficinas poco más del 40% de la energía es consumida por la iluminación, concretamente el 41%, mientras que el 42% es consumido por el aire acondicionado. La iluminación con la nueva tecnología basada en LED ha disminuido considerablemente el consumo por este concepto; sin embargo, mientras esta tecnología no sea adoptada de pleno, no habrá ahorros significativos. Por otra parte, el aire acondicionado está directamente relacionado con el diseño de la envolvente del edificio y es ahí donde una adecuada estrategia de diseño entra en juego.
    La regla es que la fachada del edificio sea 60% sólida y 40% cristal, para garantizar un ahorro energético adecuado. La experiencia de más de 25 años diseñando edificios me dice que hay otras estrategias más eficientes y adecuadas para alcanzar estos y otros ahorros para dicho concepto; por ejemplo, evitar que el sol entre al edificio con dispositivos pasivos de control solar, el uso de cristales de alta tecnología, usar capas metálicas para mantener la energía calórica proveniente de las ondas de baja frecuencia o infrarroja -responsables mayores del calentamiento de los edificios-, sin mencionar el aislamiento térmico.
    En conjunto, todas estas estrategias hacen que los edificios que mejor se desempeñan energéticamente hablando, son el futuro de la sustentabilidad, una vez superadas otras condicionantes como la ubicación, el consumo de agua, etcétera.
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    Con un estudio cuidadoso del asoleamiento, se pueden diseñar dispositivos de control solar pasivo, ciertamente frente al costo de la energía

    Y hablando del futuro, el monitoreo continuo del desempeño energético y su reporte en tiempo real, nos brinda hoy en día datos de consumos y del estado general del edificio. La tecnología proveniente de la ciencia espacial, por ejemplo, nos puede indicar el estado de los motores que impulsan sistemas vitales del edificio, para evitar fallar y facilitar el mantenimiento. A través de acelerómetros en tres ejes, como los usados en los motores de los cohetes espaciales, se pueden monitorear continuamente las bombas de agua y contra incendio, reportando desviaciones en el comportamiento de dichos motores y alertando sobre posibles fallas en los sistemas aún antes de ser detectados por otros sistemas o las personas mismas. Un equipo de unos cuantos cientos de pesos puede traer ahorros enormes en contraste con la sustitución de motores de varios miles de pesos.
    El conocimiento del entorno donde se ubica el edificio también nos brinda información acerca de cómo orientar y establecer el edificio y sacar provecho para beneficio del mismo. En la próxima e inminente salida de la versión 4 de sistema LEED, se pondrá énfasis en el desempeño energético del edificio, no sólo con reducciones en los consumos por encima de los mínimos establecidos por la propia norma, sino además, estos deberán estar monitoreados continuamente y la re-certificación, ahora mandatoria, estará fundamentada en los datos obtenidos de la lectura de dicho monitoreo.
    Como dije, la tecnología está jugando cada día un papel más protagónico en la sustentabilidad. La visión romántica de la sustentabilidad está cada día más lejos y paradójicamente, muchas de las soluciones de desempeño están basadas en soluciones de diseño y estrategias pasivas de control solar.
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    La imagen muestra los datos aplicables a la realidad en México. Como puede observarse , la mayor producción de energía proviene de la quema de combustibles fósiles, precursores del efecto invernadero; lo cual hace de vital importancia el manejo eficiente de la energía.

    Si se considera que, en el mejor de los casos, el diseño representa entre el 1.5 y 2% del costo directo de construcción, cabe hacer mención de la frase que reza: “Si crees que el buen diseño es caro, espera a ver cuánto más caro es el mal diseño”.
    El buen diseño de un edificio depende en muchos casos del costo del diseño, cuando debería estar basada en cómo éste marca diferencia fundamental en la operación; considere lo siguiente: el costo de operación y mantenimiento de un edificio en el tiempo representa entre ocho y nueve veces su inversión de construcción, por lo que un mal diseño se paga durante treinta o cuarenta años, mientras el bueno reporta beneficios durante todo ese tiempo, sin mencionar que la gente habita de mejor manera esos edificios, siendo éstos más apreciados por más tiempo, con una obsolescencia casi nula. Todas las decisiones que se tomen respecto al diseño, impartirán la construcción y la operación del edificio. Si consideramos que una decisión de menos del 2% tiene consecuencias de esta magnitud, esta decisión debería tener mayor importancia, debiendo dársele mayor valor.
    En conclusión, la sustentabilidad está cada día más cerca de la tecnología y ése es el camino que va a seguir, porque como se dice por ahí: “lo que no puedes monitorear, no lo puedes controlar”. Por otra parte, los edificios son y serán cada día entes más sofisticados y requerirán de soluciones más sofisticadas y elegantes que los hagan cumplir con su función social: dar cobijo a las actividades humanas en mejores ambientes, más sanos y que promuevan el bienestar de quienes los viven, mejorando su calidad de vida.
    Con el advenimiento de metodologías de medición como la Dynamic Plaque, que promueve el USGBC, la medición en tiempo real y el nivel de certificación de los edificios será cada vez más sencillo de monitorear.
    Por  Luis  Fernández de  Ortega luis-fernandez-de-ortega
    luis.fdeortega@v-fo.com
    @vfoarquitectos

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